La Cuaresma es un periodo de tiempo en el calendario Cristiano que inicia el Miércoles de Ceniza y culmina el Jueves Santo. Aunque es una temporada observada mayormente por católicos, algunas iglesias evangélicas también la guardan. El propósito de la Cuaresma es la preparación espiritual de la persona para la fiesta de la Pascua. Durante 40 días (sin contar los domingos) las personas rinden ante el Señor algún mal hábito, pecado o práctica que no sea agradable a Él. Estos días simbolizan los 40 días de tentación de Jesús en el desierto (Mateo 4:1-11). Cada vez que la persona es tentada con alguno de estos hábitos o pecados, al resistir la tentación su mente es redirigida a los padecimientos de Cristo. De manera que la Cuaresma es, en esencia, un periodo de prueba y preparación para la Semana Santa, especialmente para el Domingo de Resurrección.
No Satisfagáis los deseos de la Carne
El apóstol Pablo escribió lo siguiente: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis” (Gálatas 5:16-17). Todo cristiano verdadero desea honrar a Cristo con su vida. Pero “los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8:7-8). Por tanto, uno de los propósitos principales de la Cuaresma es mortificar o destruir los deseos o designios de la carne. Evidentemente, las personas no pueden lograrlo por sí mismas. Para lograrlo, necesitan desesperadamente la ayuda del Espíritu Santo.
Sembrad para el Espíritu
“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gálatas 6:8). Ya que el Espíritu Santo es el agente que produce en nosotros la santificación (2 Corintios 3:18), durante la Cuaresma no se trata solamente de abstenerse de ciertos malos hábitos, o renunciar a conductas pecaminosas, sino de ocuparse en la oración, el ayuno, la lectura y la meditación de la Palabra de Dios. Para que haya una verdadera transformación en nosotros, debemos pedirle al Espíritu Santo que sea Él quien haga la obra de adentro hacia afuera. De lo contrario, como en el caso de muchos, la Cuaresma se convertirá en un rito religioso más que no tendrá “valor alguno contra los apetitos de la carne” (Colosenses 2:23).
La Salvación es por Gracia
El propósito de la Cuaresma no es obtener la salvación mediante actos penitenciales o buenas obras. Algunos han rechazado esta temporada precisamente por los abusos asociados con ella. La Palabra de Dios es clara: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10). La Cuaresma, correctamente observada, no es un medio para recibir la salvación, sino un medio que los ya salvos utilizan para crecer en santificación. Si una persona no salva observa la Cuaresma, pretendiendo ganar el favor de Dios por medio de penitencias, tristemente su esfuerzo será inútil. ¡La salvación es por gracia! Como claramente lo expone una de las 5 solas de la reforma: ¡Sola Gratia!
Si tú eres cristiano y estás pensando si observar la Cuaresma o no, te animo a consideres lo siguiente:
· La salvación solamente se recibe por gracia mediante la fe en Cristo (Efesios 2:8-9).
· Las penitencias por si solas no producen santificación (Colosenses 2:20-23).
· Ocúpate en sembrar para el Espíritu durante esta temporada (Gálatas 5:22-25).
· El Espíritu Santo es el único que puede hacernos crecer en semejanza a Jesús (2 Corintios 3:18).
Es mi oración que este recurso estimule tus afectos por la Palabra de Dios, sea de edificación para tu alma, te ancle en el conocimiento de la verdad y redunde en tu crecimiento espiritual. Hasta la próxima.
En Cristo,
Winston Williams
Iglesia Biblica Vida Real.
Pembroke Pines, Florida
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